Netflix: Tres comedias románticas españolas que son ideales para cerrar el fin de semana
Mucho más allá de Hollywood, España es una gran usina de arte que, en los últimos años, ganó un merecido espacio en la industria a nivel global gracias al streaming, que puso en el centro de la escena las producciones provenientes de este país.
Entre las plataformas, la que más espacio le ha dado a los contenidos hispanos fue Netflix, que apostó, y en grande, por las historias contadas y producidas íntegramente en español.
Si bien las series llevan la delantera en cuanto a la preferencia del espectador se respecta, las películas van ganando terreno y pueden competirle a los grandes tanques de Hollywood gracias a su altísimo nivel de producción y sus atrapantes historias. Y, sí de grandes narrativas hablamos, en Netflix hay tres comedias románticas españolas que ideales para despedir el fin de semana y volver a enamorarse.
Pared con pared (2024)
Valentina es una joven pianista que comienza una nueva vida. David, su vecino, es un diseñador de juegos que detesta el ruido. ¿La celestina? La delgadísima pared que los separa.
Fuimos canciones (2021)
Maca (María Valverde) tiene 30 años. Malgasta su talento trabajando como asistente de una tirana influencer de moda, y pasa el rato con chicos con los que nunca llega a comprometerse emocionalmente. Junto a sus dos amigas, Jimena y Adriana, únicas, arrolladoras y siempre dispuestas a darlo todo para que sus problemas parezcan más livianos, Maca ha conseguido convertir a Madrid en una ciudad donde todo es posible. Todo parece ir bien, hasta que Leo (Alex González), su gran amor y error, el hombre que le hizo trizas el corazón, aniquiló su autoestima y su fe en el género masculino, vuelve a su vida para ponerlo todo patas arriba.
Gente que viene y bah (2019)
Todo va bien en la vida de Bea, una joven y talentosa arquitecta, hasta que en la misma semana pilla a su novio enrollándose con una de las presentadoras más guapas de la tele y es despedida con una indemnización ridícula. Con el desastre en los talones, Bea no tiene más remedio que volver a su pueblo natal, donde, además de un paisaje idílico, le espera un futuro incierto, una familia como poco peculiar y un vecino "misterioso".