Estas películas fueron un gran fracaso en su estreno pero ahora son históricas y grandes clásicos del cine

Estas películas son la muestra de que el tiempo puede ser el mejor crítico. Lo que en su momento fue incomprendido, puede revelarse como una obra maestra.

Grandes películas de culto que comenzaron con el pie izquierdo.

Grandes películas de culto que comenzaron con el pie izquierdo.

Hay historias que necesitan tiempo para respirar. Obras que, en el instante de su nacimiento, no encontraron su lugar, ni su público, ni el aplauso que merecían. En un mundo que vive de lo inmediato, de los números del primer fin de semana, de las críticas iniciales y de las métricas que dictan qué vale la pena y qué no, a veces olvidamos que el primer paso no siempre dice todo. Algunas películas necesitan madurar, envejecer como el vino, para revelar lo que realmente son.

El fracaso inicial no define una obra. A menudo, es la mirada del tiempo la que otorga el verdadero valor. Hay películas que fueron incomprendidas, subestimadas o mal promocionadas y que terminaron convertidas en clásicos por méritos que no fueron reconocidos en su momento.

Repasamos tres ejemplos emblemáticos: historias que nacieron en el tropiezo pero que, con el paso de los años, se convirtieron en pilares fundamentales del cine.

Labyrinth (1986)

image.png
Protagonizada por Jennifer Connelly y David Bowie.

Protagonizada por Jennifer Connelly y David Bowie.

Cuando Labyrinth se estrenó en 1986, el resultado fue desalentador. Con un presupuesto de 25 millones de dólares, apenas logró recuperar 12 en taquilla. Ni siquiera la presencia magnética de David Bowie, como el Rey de los Goblins, logró salvarla del tropiezo comercial. Para muchos, fue una rareza incomprendida: una mezcla de musical, fantasía oscura y coming-of-age que parecía no encontrar a quién hablarle.

Pero la película, dirigida por Jim Henson y protagonizada por una joven Jennifer Connelly, escondía algo más profundo. Con el tiempo, fue redescubierta por nuevas audiencias a través del VHS y la televisión por cable, que supieron apreciar su mundo de criaturas asombrosas, su simbología y su mirada única sobre el crecimiento y la imaginación. Hoy, es considerada una obra mágica y visionaria, con convenciones, festivales, ediciones especiales y una legión de fanáticos que la celebran como un tesoro cinematográfico.

Ciudadano Kane (1941)

image.png
Citizen Kane fue la ópera prima de Welles.

Citizen Kane fue la ópera prima de Welles.

A menudo considerada la mejor película de todos los tiempos, Citizen Kane no tuvo un comienzo glorioso. Dirigida por Orson Welles a los 25 años, fue una audaz propuesta narrativa que rompía con las convenciones del cine clásico. Sin embargo, su estreno fue opacado por la polémica: William Randolph Hearst, magnate de los medios y figura en la que claramente se inspiraba el protagonista Charles Foster Kane, hizo todo lo posible para boicotear su distribución y desprestigiar a Welles.

No fue sino hasta años después que Citizen Kane comenzó a ser valorada como lo que era: una revolución en la forma de contar historias, con un uso pionero del montaje, la profundidad de campo y la estructura no lineal. Hoy, se estudia en escuelas de cine, se cita como influencia por directores de todo el mundo y se mantiene vigente como uno de los logros artísticos más importantes del siglo XX. El fracaso inicial quedó sepultado bajo el peso de su genialidad.

El club de la pelea (1999)

image.png
Es considerada por muchos como una de las mejores películas de la década de 1990.

Es considerada por muchos como una de las mejores películas de la década de 1990.

Pocas películas han tenido un viaje tan contradictorio como Fight Club. En su estreno, fue un desastre financiero para el estudio. Las críticas estaban divididas: algunos la acusaban de glorificar la violencia, otros no entendían su tono, y muchos la tacharon de nihilista o incluso peligrosa. David Fincher, su director, venía de hacer Seven, pero aquí se encontró con un proyecto que fue mal recibido por la prensa y el público general. El estudio apenas sabía cómo venderla.

Sin embargo, en los años siguientes, gracias a su lanzamiento en DVD, fue redescubierta por una generación que conectó profundamente con su discurso. El personaje de Tyler Durden se volvió icónico, y frases como “No se habla del Club de la pelea” pasaron a formar parte del imaginario colectivo.