El western de culto que inspiró a Tarantino y debes ver aunque sea una vez en la vida
Violento, estilizado y adelantado a su tiempo, este western dejó huella en el cine moderno. Una obra de culto que merece estar en la lista de cualquier amante del género.
El gran silencio, una de las grandes obras de Sergio Corbucci.
20th Century StudiosSergio Leone es conocido como 'el padre del spaghetti western' y ha tenido un impacto significativo en el cine. Realmente no hay una obra más emblemática en el subgénero que El bueno, el malo y el feo, ni una trilogía más magistral que la Trilogía del dólar.
Leone marcó el rumbo del western a nivel mundial en los años 60 y continuó demostrando que era uno de los más grandes autores cinematográficos de todos los tiempos a lo largo de su carrera. Por lo general, es el único Sergio en el que piensan los fanáticos cuando se habla de spaghetti westerns. Sin embargo, hubo otro Sergio que tuvo un impacto igual de grande en el subgénero. De hecho, Sergio Corbucci hizo más spaghetti westerns en su carrera que Sergio Leone.
Quizás su película más icónica sea Django de 1966, que ganó notoriedad general tras el estreno de Django sin cadenas de Quentin Tarantino en 2012. Sin embargo, Corbucci realizó varios spaghetti westerns excelentes en los años 60 y 70 que han resistido el paso del tiempo y merecen más reconocimiento.
Su obra maestra es El gran silencio (1968), un western épico único en su clase. Tiene una premisa original, un guion brillante y una dirección excepcional.
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El gran silencio es la obra maestra de Sergio Corbucci
Sergio Leone y Sergio Corbucci trabajaron juntos como asistentes de dirección en Los últimos días de Pompeya (1959); ambos fueron piezas clave en la dirección de acción de esa película. Mientras Leone había aprendido a hacer cine durante años en sets clásicos como Ladrón de bicicletas, Corbucci tenía menos experiencia. Ambos cineastas tenían grandes ideas para contar historias aprovechando sus habilidades en escenas de acción. Las de Leone culminaron en su obra maestra El bueno, el malo y el feo, y las de Corbucci en El gran silencio. Además de las secuencias de acción que destacan, El gran silencio ofrece una cinematografía impresionante, frases memorables y un fondo nevado espectacular.
No era raro que el legendario compositor Ennio Morricone trabajara con nuevos cineastas italianos en esa época, así que además de colaborar con Leone, también compuso para muchos filmes de Corbucci, incluyendo El gran silencio. La premisa, el paisaje y la escala del filme lo han hecho comparable con los mejores westerns de la historia.
La trama sigue la historia de un pistolero mudo que se ve envuelto en un conflicto cuando acepta proteger a una joven viuda y a un grupo de forajidos de unos cazadores de recompensas. Muchos se refieren a esta cinta como “ese western maestro que transcurre en la nieve”, ya que ese elemento visual se convirtió en uno de sus sellos. También es una de las películas favoritas de Tarantino, y ha citado su influencia en las escenas de nieve de Django sin cadenas y en el fondo invernal de Los 8 más odiados.
La película se estrenó en un momento en que el cine italiano vivía una época dorada en cuanto a westerns. Corbucci era tan consciente de la importancia de sus filmes como lo era Leone. Mientras los estadounidenses aún criticaban el subgénero, los italianos ya lo veneraban. Corbucci contó que la idea del pistolero mudo se la dio el actor italiano Marcello Mastroianni, quien una vez le dijo que siempre había querido hacer un western, pero que no hablaba inglés.
El gran silencio tiene un 100% de puntuación en Rotten Tomatoes y sigue siendo uno de los spaghetti westerns más importantes de los años 60.
Sergio Corbucci también hizo El mercenario en 1968
1968 fue un gran año para Corbucci y marcó el punto más alto de su carrera cinematográfica. Aunque ya había hecho algunos spaghetti westerns antes, en 1968 alcanzó la cúspide de su habilidad con lo que quizás sean sus dos mejores películas. Es testimonio de su talento el haber hecho su obra maestra y luego seguir con otra cinta sobresaliente del mismo género.
Muchos fanáticos del género quizás no conocen El mercenario porque se estrenó el mismo año que El gran silencio. Sin embargo, El mercenario es una película increíble que actúa como un perfecto complemento a su obra maestra.
A pesar de ser eclipsada, tiene quizás la historia más entretenida de toda la carrera de Corbucci y lo reúne nuevamente con Franco Nero (protagonista de Django) para otra travesía por el Lejano Oeste. Con su ritmo ágil, diálogos cómicos y un duelo final épico, es otro clásico que merece ser reconocido como uno de los mejores westerns de los años 60.
Franco Nero interpreta a Sergei Kowalski, un mercenario que se involucra en una revolución en México, pero que debe tomar decisiones difíciles guiado por su propio interés.
El compromiso del filme con la filosofía egoísta de Sergei fortalece su arco narrativo. El espectador sabe exactamente quién es Sergei y qué es probable que haga, incluso cuando espera que actúe de forma altruista. La tensión entre Sergei y Paco hace que el guion y los personajes sean muy atractivos. Franco Nero y Tony Musante ofrecen algunas de sus mejores actuaciones, llevando la historia a una conclusión satisfactoria.
Con actuaciones secundarias destacadas de Jack Palance y Giovanna Ralli, El mercenario mantiene al público enganchado gracias a la dinámica entre los personajes que se desarrolla a lo largo del filme. A todo esto se suma una banda sonora icónica de Ennio Morricone -que ha sido reutilizada y homenajeada desde su estreno-, una gran dirección de acción de Corbucci y un duelo final entre los mejores del subgénero. Si bien nadie niega la grandeza de El gran silencio, El mercenario es igualmente icónica dentro de la historia del cine.