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Ridley Scott explica la razón científica detrás de la locura de los emperadores de Gladiador II

El director reveló que era el agua la razón por la que Geta y Caracalla estaban fuera de sus cabales. Según la investigación histórico que realizó el equipo de guionistas antes de escribir la cinta, el agua que se bebía en el Imperio Romano se distribuía por tuberías de plomo, altamente tóxicas.
Fred Hechinger como el Emperador Caracalla
Fred Hechinger como el Emperador Caracalla Foto: Paramount Pictures

Uno de los aspectos que más se le han criticado a Gladiador II ha sido su falta de investigación histórica, aunque, Ridley Scott  acaba de confirmar un detalle que probaría que los guionistas si se basaron en los hechos históricos a la hora de escribir la trama de la cinta.

Según reveló el director, la locura de los emperadores Geta y Caracalla se debía, en gran parte, al consumo de agua altamente contaminada, debido a que su distribución se hacía a través de tuberías de plomo.

Fred Hechinger y Joseph Quinn interpretan a los emperadores Caracalla y Geta. Crédito: Paramount Pictures

"La gente olvida que toda la aristocracia romana rica y de alto rango senatorial vivía gracias al agua, que se transportaba a través de tuberías y depósitos de plomo. La gente no piensa en eso. Tu elección era agua o vino. Si bebías agua, era mediante un sistema de plomo que para entonces podía tener 200 años de antigüedad. No es de extrañar que estuvieran mal de la puta cabeza. Todos estaban a medio camino del Alzheimer”, dijo en diálogo con The Hollywood Reporter

Mira el tráiler de Gladiador II:

 

La revelación de Ridley Scott no sólo está documentada en los libros de historia sino que también está probada por la ciencia, tal como lo publica Science.org, en un paper que asegura que "el agua corriente de la antigua Roma probablemente contenía hasta 100 veces más plomo que el agua de manantial local". El plomo, prohibido en las instalaciones de fontanería domésticas en la actualidad, puede provocar daños irreversibles en el cerebro, los riñones y otros tejidos blandos.

Salvo por este detalle, la realidad es que el guion de Gladiador II carece de veracidad histórica, detalle que puso a la cinta en el centro del debate y que fue contraproducente para ella, ya que hizo que su paso por las salas terminase convirtiendo un aparente éxito en un rotundo fracaso a nivel global.